lunes, 11 de mayo de 2015

EL AVIÓN DOUGLAS DE BERRIEL

Artículo publicado por el periódico “La Provincia” el lunes, día 11 de mayo de 2015.

 

Por Pedro José Franco López

Técnico en Patrimonio Histórico y Cultural.

 

El logo municipal de promoción turística de Maspalomas Costa Canaria, está que ni mandado a encargar para lucir en la silueta de este avión.

Nos da la bienvenida a Maspalomas y es el primer golpe de efecto que encuentran los turistas al llegar; y cuando regresan a su país de origen les dice: ¡Gracias por su visita -hasta luego!; y es la última imagen que se llevan en su retina de aquel lugar paradisiaco en el que estuvieron de vacaciones (la imagen de un mamotreto inmenso rayando la podredumbre) y ejemplo manifiesto de abandono y desidia; está en el lugar más idóneo para ello y se trata del avión de hélices Douglas DC-7C, al que popularmente conocemos como “el avión del aeroclub”.


Historia del Douglas DC-7C.


El avión del Aeroclub, el Douglas DC-7C Seven Seas EC-BBT (c/n 45553; l/n 1038), fue el último construido de esta serie (se fabricaron cerca de 350 de este tipo de avión de hélice) y el 4 de Noviembre de 1958 se entregó a la compañía Swissair, matriculado HB-IBP y bautizado con el nombre de  “Schwyz“.
La compañía suiza los destino a las rutas sin escalas a Estados Unidos. Tres años más tarde, en Noviembre de 1961 fue vendido a Scandinavian Airlines Service (SAS), matriculado SE-CCH, y bautizado como Erik Viking, pero nunca entro en servicio. En septiembre del mismo año fue vendido a Japan Air Lines (JAL) y adquirió la matricula JA6306, siendo bautizado como “City of Hong Kong”. JAL lo destinó a las rutas Tokio – San Francisco y/o Tokio – Los Angeles, siempre vía Honolulu.


EL DC-7 finalmente fue vendido a Spantax en agosto de 1965, matriculado en España como EC-BBT. Spantax lo destinó a rutas de medio alcance, uniendo Madrid y las Islas Canarias, y a otras más largas, uniendo los países nórdicos con las Islas baleares o las Islas Canarias.

El avión permaneció en activo hasta diciembre de 1976 y en marzo de 1978 se le dio de baja. Finalmente fue donado por Spantax para ser preservado por su denso historial, al  Real Aero-Club de Gran Canaria (el de Berriel-Maspalomas), en marzo de 1979.

Por si alguien se pregunta cómo y de qué manera llegó este avión hasta Berriel, comentar que, según hemos averiguado, no fue tarea fácil (alguien narra que fue toda una odisea). Para empezar, le quitaron los cuatro motores para agilizar el peso en su transporte marítimo; lo llevan hasta la playa de la Base Aérea de Gando y lo dotan de unos enormes flotadores en los planos y alas y en la mayor parte del fuselaje y lo remolcan hasta el Aero-Club y, una vez allí es trasladado hasta dónde hoy está para, supuestamente, convertirlo en un motivo escultórico, a la vez que homenajear a esta joya de la historia de la aviación comercial.
  
El famoso Douglas lleva en Berriel-Maspalomas unos 36 años y durante muchos años sirvió de soporte publicitario, la última que se recuerda es la de una famosa marca de cigarrillos; a continuación se apoderaron de él los graffiteros para, finalmente ser pintado de varios colores que lo llevaron desde el azul, hasta el horrible color rojizo actual, convertida ya en una oda a la dejadez y la desidia, por su aspecto cochambroso y antiestético. Aprovechamos aquí para agradecer al amigo de Facebook Don José García Habas, las fotos que nos deja de su interior que, como podemos comprobar, a pesar de su deteriorado estado, goza de cierto hechizo romántico.

Hablando del eco de este asunto en las redes sociales, cabe destacar las preguntas que se hacen algunos sobre cómo es posible  que al ser dueño del avión una institución aeronáutica, no conserve y cuide su legado y patrimonio que, supuestamente para eso se le donó en su día.


Fórmulas para su conservación.

Apostamos sin riesgo a equivocarnos que más de uno ya ha pensado en tirar por la calle de en medio y, a lo fácil y más cómodo, erradicar el problema echándole un tractor encima y desescombrar la zona en dos días. Cuando hablamos de su estado y mala imagen, abogamos por su recuperación para convertirlo en homenaje respetuoso a su trayectoria y motivo escultórico con atractivo para los que entren y salgan de la principal zona turística de España: Maspalomas Costa Canaria.

Puesto a pensar (pido perdón por ello), se nos ocurre que podría ser el propio Real Aeroclub de Gran Canaria el que apadrine la iniciativa de restauración y conservación del Douglas DC-7C y, hasta pudiera llevar en su diseño de ilustración su propio logo o escudo que, mira por dónde, coincide exactamente con el del conocidísimo Restaurante de aquella zona. De todas las maneras, el logo municipal de promoción turística de Maspalomas Costa Canaria, está que ni mandado a encargar para lucir en la silueta este avión.

Sabemos también que esto va a llevar un serio coste en limpieza, acondicionamiento, ennoblecer el interior, raspar, pulir, sellar acceso por puertas y ventanas, etc.; todo ello, además del diseño y coordinación de los trabajos. También es cierto que, a poco que rasquemos, nos encontraremos con instituciones de toda índole y ámbito que se han gastado auténticos dinerales en iniciativas y florituras mucho más inútiles e inverosímiles.

Con una buena gestión, no sería de extrañar que una empresa dedicada a Pinturas y Decoración facilitara el material con una contraprestación publicitaria y, respecto al coste que supondría la mano de obra, nos mojamos también en apostar que, si se cuenta con ellos, estarían dispuestos a batir el cobre los hombres, mujeres, jóvenes y niños del Camping de Berriel que son los verdaderos sufridores día a día de este engendro de desagradable impacto visual.

Finalmente, recurrimos también a la aportación de un usuario de las redes sociales que define su visión del asunto con el fragmento de un verso de Beto Aveiga, poeta ecuatoriano: 

Pobre pájaro herido despojado de anhelos; pues tocando las nubes lo arrojaron al suelo. Él aún siente dolor, aún no encuentra consuelo, va extrañando su nido... y soñando su cielo”.