viernes, 30 de diciembre de 2016

YA VISTE LA PELICULA DE MI ABUELO??.

Por Pedro J. Franco López

 

Un nieto del más destacado protagonista de "Los últimos de Filipinas", el general Saturnino Martín Cerezo, es párroco de La Sagrada Familia en Las Alcaravaneras.



Suena el teléfono y, al responder, sin más, te sueltan desde el otro lado: "¿Ya viste la película de mi abuelo?". Me quedo in albis, sin saber que responder y, al poco se me acumulan una lluvia de datos: Filipinas, el suplemento "Cultura", de La Provincia/Diario de Las Palmas, Luis Tosar con rifle en ristre y, al mismo tiempo, se me viene a la memoria el segundo apellido del amigo Jesús Marqués, más conocido como el Cura del Templo.

Y es que, el Rvdo. Don Jesús Marqués Martín-Cerezo, ahora Párroco de la Sagrada Familia, en Las Palmas de Gran Canaria (zona de Alcaravaneras) es, nada más y nada menos que nieto, por parte de madre, de Saturnino Martín Cerezo; aquel joven que, con tan sólo diecisiete años (después de trabajar arduamente en las labores del campo para ayudar a la familia), se presenta voluntario al ejército; y, tras ascender a sargento en 1897, fue nombrado segundo teniente al ofrecerse como voluntario para ser destinado a Filipinas, por la necesidad de cubrir vacantes existentes ante la revuelta tagala en aquella Capitanía.

Sobre la solicitud de traslado a Filipinas, por parte de su abuelo, Jesús Marqués considera, como prácticamente toda la familia, fue a causa de haber muerto su primera esposa (Fuensanta Matos) al momento de dar a luz a su primera hija, que también falleció durante el parto; "No nos cabe la menor duda que lo que deseó en aquellos momentos era estar lo más lejos posible de Málaga". Es más, la férrea resistencia y atrincheramiento en aquella Iglesia de Baler, durante 337 días, pudo tener una subliminar motivación, paralela a la heroicidad y el patriotismo: en España no había nadie que le esperara".

Después de junio de 1899, en que el destacamento español de Baler se rindió, con todos los honores, habiéndose aceptado una serie de condiciones e incluso entre los vítores de sus tenaces enemigos, Saturnino Martín Cerezo llega a Madrid, dónde fija su residencia y dónde terminaría su carrera militar llegando a ser General de Brigada del Arma de Infantería y, el segundo general más joven de España; se une en matrimonio con una cubana llamada Felicia Bordallo de la Oliva, con la que tiene cuatro hijos: Felicia, María del Pilar, Amelia (madre de Jesús Marqués) y Saturnino (Nino).

Pero el joven general Saturnino tiene que sufrir otro fuerte revés; durante la Guerra Civil Española, los héroes de Baler sufrieron como todos los españoles y perdieron hijos en ambos bandos; concretamente Martín Cerezo recibió en su casa la visita de unos milicianos a los que espetó que si querían matarle lo hicieran en la cama donde yacía enfermo, obviaron esta propuesta y se conformaron con llevarse a su único hijo varón, de 18 años, y le mataron en Paracuellos.

De entre el anecdotario de Jesús Marqués destaca una que nos cuenta: cuando tenía siete u ocho años, fue en excursión escolar a visitar al Museo del ejército y los empleados eran soldados retirados y mutilados de guerra. Como niño, se acercó a uno de ellos y preguntó por su abuelo; en principio pensaron que preguntaba por alguno de los empleados, pero se formó una buena, cuando se enteraron que era nieto del general Martín Cerezo.

Jesús nunca ha hecho ostentación de esta particularidad, ni tan siquiera en estos días, en que está tan en boga la gesta de aquel célebre militar español, como consecuencia del estreno de la película "1898. Los últimos de Filipinas" y, para mayor abundancia, rodada en gran parte en el municipio grancanario de Santa Lucía.

Sin embargo, no le quedó otra que hacérselo saber a gran parte de los feligreses de su Parroquia, pues en el entorno de Las Alcaravaneras se halla una gran colonia de filipinos, los cuales le admiran de forma especial después de saber su parentesco con el más destacado protagonista de uno de los pasajes de la historia de su país.

Nos cuenta Jesús que, precisamente por esto, han convertido los salones de la Parroquia casi en la sede social del colectivo; salones en los que celebraron el 118 aniversario de la Independencia de Filipinas en junio pasado y que coincidía en fechas con el rodaje de la película en Santa Lucía y en la que la mayor parte de ellos actuaron como extras; de igual manera, hace unos días, unos doscientos parroquianos filipinos celebraron allí mismo su tradicional cena de Navidad.

A la pregunta de sí conoció a su abuelo, nos comenta que su abuelo falleció cuando él tenía un año y medio, tiene vagos recuerdos, por ejemplo que lo sentaba sobre la mesa de su despacho y, que recuerda perfectamente el mobiliario que, por cierto fué recreado fielmente en la película. Además, se crió oyendo continuamente la canción "Yo te diré" compuesta por Enrique Llovet expresamente para la película "Los últimos de Filipinas", que se estrenó en 1945, la interpretó Nani Fernández y que su abuelo no pudo ver. Jesús sí que la vió, rodeado de toda su familia en el palco de un cine de la Gran Vía madrileña.

Lo que no ha pasado en esta película de 2016, en que la familia no ha sido ni invitada ni consultada; no obstante, Jesús reconoce que la película le gustó, que los exteriores de Santa Lucía dejó encandilados a su familia madrileña y que refleja fielmente lo contado por su abuelo en el libro autobiográfico "El sitio de Baler -la historia de los últimos de Filipinas relatada por su más destacado protagonista-".

Trata de entender que la adaptación se haya tomado ciertas licencias para darle el tratamiento que precisa una cinta cinematográfica y que es una pena el que se pierda rigor para ganar morbo o espectacularidad. A este respecto, se levantan voces críticas, por ejemplo la de Manuel Sierra, Coronel de Infantería, que publica en un rotativo pamplonés que: "No hay mayor error al tratar la Historia, que juzgar el pasado con ojos del presente".

Por supuesto adaptación un tanto lejos del espíritu que impregna el prólogo de la autobiografía de Martín Cerezo, redactado por la ilustre pluma de Azorín y que se vale de la obsesión de Roma y la obstinación de Numancia, para hacer un paralelismo con la heroicidad demostrada por un grupo de hombres encerrados en una Iglesia del pueblecito de Baler, durante 337 días.

Según Wikipedia, el general Martín Cerezo, "Aunque alcanzó el generalato, sus ascensos los tuvo que pelear mediante recursos, porque para muchos oficiales y políticos era un personaje incómodo, a esto añade Jesús: "No sé yo qué pensaría mi abuelo de saber que tiene un nieto cura, pues mostraba también ser bastante anticlerical". De nuestra cosecha añadimos que lo iba a tener un poco mal, ya que Jesús, en términos artísticos, "padece" -horror vacui- (miedo al vacío), y  el óleo con el retrato de Saturnino Martín Cerezo, cuelga rodeado de una de las mayores colecciones de arte sacro e Iconos rusos de toda Canarias.

Nos dice Jesús que los contenidos museísticos que habían en el Museo del Ejército de Madrid, ahora están en el Alcázar de Toledo y, que el resto del patrimonio del abuelo está repartido entre la familia; habiéndole tocado a él, además del retrato en óleo en que figura con uniforme de gala: una metopa en oro que le concede el Ejército, un par de "Jarreteras", (que luce en los hombros en uniforme de gala) y, algunos documentos fotográficos; objetos por los que se ha interesado  el Museo Histórico Militar de Canarias, con sede en Santa Cruz de Tenerife.

A todo esto el ahora párroco de la Sagrada Familia también cuenta con reconocimientos en su haber,  pues le fue otorgado en el años dos mil dos el título de "Excelente del Turismo", porque mientras fue Rector del Templo Ecuménico de Maspalomas, "le supo imprimir el  valor espiritual y relieve internacional que posee y, por aglutinar en su encomiable labor religiosa, social y cultural a los turistas en general que visitan Maspalomas y por ser un lugar donde conviven en armonía y tolerancia prácticamente todas las Iglesias oficiales y libres de Europa”

  
 



Finalmente, a la pregunta de si iría a la Ceremonia de la entrega de los Goya, en los que "1898. Los Últimos de Filipinas" cuenta con nueve nominaciones, nos manifiesta que: "por supuesto, siempre de acuerdo con mi familia y la representación que estimen invitar". Y, si quiere mojarse con una posible quiniela, nos dice que "vería lógico se le concediera algún Goya relacionado con la localización de exteriores, ambientación, vestuario o la Dirección artística". De nuestra cosecha añadimos que en esa Ceremonia, la familia Martín-Cerezo debería tener palco de honor, no en vano el rodaje y estreno de la película coincide con el ciento cincuenta aniversario del nacimiento del general (1866/2016).




Cartel de la Película de 1.945
Cartel de la Película de 2016

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