Por Pedro José Franco López
Roque Nublo de Gran Canaria/2020
Con el deseo que, en julio de 2021 (Año Santo Jacobeo) se celebren las Fiestas Patronales de Tunte, con total normalidad y que la pausa de este año sirva para coger ímpetu y celebrar un Año Santo Jacobeo, por todo lo alto.
En julio de
1864, se justificaban los motivos del traslado de Santiago “El del Pinar” ó
Santiago “El Chico”, a la Iglesia de San Bartolomé de Tirajana (Tunte).
Fue el 27 de
septiembre de 1.849, cuando el Obispo Buenaventura Codina ordenó el traslado de
la imagen de Santiago “El del Pinar” desde su originaria Ermita, hasta la
Iglesia de San Bartolomé, en Tunte; catorce años después, en respuesta a un
escrito firmado por los vecinos de El Pinar, en el que solicitaban la
devolución de la imagen, el Obispo Joaquín Lluch Garriga, sucesor de Buenaventura
Codina, rubrica un Informe en el que argumentaba y justificaba los motivos que
llevaron a ordenar aquel traslado y que, entre otros, eran los siguientes:
“…Teniendo
noticias de que casi a las puertas de la ermita se cometían las acciones más
impuras; que hasta dentro del sagrado recinto se proferían palabras
escandalosas, y que en la misma sacristía se entregaban algunos malvados a la
destructora pasión de los juegos de azar; (sirviendo para esto alguna vez el
mismo dinero de las limosnas, que extraían de la caja del santo con el mayor
cinismo); resolvió quitar de una vez para siempre la causa ocasional de tamaños
desórdenes, mandando a demoler la casa contigua a la ermita y trasladar la
venerada efigie a la parroquia de este pueblo dejando a la ermita del apóstol
Santiago, entredicha y cerrada pues, año tras año, aquello tenía más de bacanal
que de fiesta religiosa” (Informe del Obispo Lluch, del
1-7-1864. (Carpeta de documentos de la parroquia de San Bartolomé. Archivo
Diocesano de Las Palmas de Gran Canaria).
Y es que era tal
la afluencia de peregrinos al Pinar que, a mediados del s.XIX surgía un
conflicto entre Gáldar y Tunte, en el que el ayuntamiento galdense le reclamaba
al Obispado de Canarias 300 pesos de las limosnas que se recogían en Santiago
de Tunte, ya que hubieran menguado considerablemente las rentas de su
Parroquia, “…pues los romeros llevados más por un espíritu de novedad, que por
devoción, han vuelto la espalda a Santiago de Gáldar y se han encaminado a
Santiago del Pinar con sus romerías y cuantiosas limosnas”.
Tenemos que
remontar a mediados del s. XV como época en que nace la advocación, que
coincide con el momento en que unos marinos oriundos de Galicia navegaban
frente a la costa del Sur de Gran Canaria y fueron sobrecogidos por una
tormenta que inesperadamente desencadena, interrumpiendo lo que hasta entonces
había sido una feliz travesía. Los embates que el bravo oleaje produjo en la
embarcación dio lugar a un naufragio, y la angustiosa situación que padecieron
les hizo encomendarse al apóstol, arrodillándose ante una imagen que del mismo
veneraban.
A cambio de la salvación
se comprometieron a erigir una ermita en la primera tierra firme en que
desembarcasen; el milagro se verificó, desembarcan por Arguineguín y con la
imagen de Santiago al hombro emprenden el viaje de la promesa; suben por los
Lomos de Pedro Afonso o Hueso Bermeja; cruzan por las silenciosas “Playas de
Chira”, se encaraman por los Canalizos y, finalmente, descansan en El Lomito de
Santiago, en el Valle de la Plata. Y allí, construyendo una emita, dejan la
imagen de Santiago y emprenden el viaje de retorno. Tanta fuerza adquirió esta
leyenda al cabo del tiempo que, incluso llegó a denominarse a la imagen
“Santiago, el de la Leyenda”.
Tal como se
suele hacer con Ntra. Sra. del Pino, que baja con cierta frecuencia a la
capital de la isla, por diferentes motivos; los escritos dejan constancia que
de forma espaciada y por razones concretas, “Santiago el del Pinar” bajaba hasta
el pueblo de Tunte; así señalan que el 16 de abril de 1841 lo hace a petición
del alcalde y con autorización del Obispo Judas José Romo, para rezarle a favor
de las lluvias. Otra tuvo lugar en marzo
de 1845, también por falta de agua y la petición la hizo el alcalde Gregorio de
Matos.
Santiago
“el del Pinar” ó Santiago “El Chico”.
(Siglo
XV)
Sobre la
escultura, efigie ó imagen de Santiago “El del Pinar”, hay que señalar que es
de rudimentaria factura y que, como ya hemos indicado está fechada en el s.XV. El inexorable paso del tiempo hizo mella en
esta talla y fue intervenida por varios restauradores unas veces con más éxito
que otras y, casi siempre, por indicación de los propios peregrinos que
continuamente manifestaban su descontento por el deterioro que presentaba,
preguntándose por el fin de sus donativos.
Recientemente,
en 1988, se acomete la última restauración de la imagen debida a José Paz Vélez;
según su informe la policromía se encontraba en un estado deplorable, fruto de
los sucesivos retoques a los que había sido sometida. En algunas partes de sus
manos faltaba la encarnadura y la madera presentaba profundas grietas.
A partir de 1903
esta imagen comienza a ser denominada “Santiago el Chico” para diferenciarla de
otra de mayor tamaño que llega ese año a la parroquia de San Bartolomé previo
encargo del sacerdote Pedro Hernández. Aunque no se llegó a realizar, el ya
citado obispo Buenaventura.
Codina había
ordenado en 1851 la elaboración de otra imagen, especificando que debería
representar a Santiago Peregrino, modelo iconográfico que surge en el s.XII
como consecuencia de las peregrinaciones a Compostela y que figura al apóstol
de pié, apoyado en un bordón, portando la típica calabaza y cubriéndose con un
sombrero con veneras incrustadas.
Como hemos
indicado, esta orden no fue cumplimentada, pues a la Junta Parroquial le
inspiraba más devoción la imagen montada a caballo, por lo que, medio siglo
después esta nueva obra repite la iconografía de su precedente.
Santiago
“El Mayor”. (1903)
La imagen de
“Santiago el Mayor”, como se le conoce popularmente, fue realizada por
Francisco Villa en madera recubierta por escayola, se encuentra ubicada en el
fondo de la nave derecha del templo ante un retablo de estilo neogótico tallado
en madera de cedro por el maestro galdense Juan Betancort.
Los costos del
conjunto escultórico ascendieron a 4.350,80 pesetas, cantidad en la que quedaban
incluidos los gastos de embalaje y flete desde Barcelona. Por su parte, las del
retablo se cifran en 2.350 pesetas. Diez años después, la nueva imagen se vio
enriquecida por un elegante trono realizado en plata, que fue adquirido a la
empresa de ornamentos religiosos Burillo, con sede en Valencia. Fue financiado
a merced de donaciones particulares, completándose el resto de su importe
total, que ascendía a 3.500 pesetas, con las limosnas del apóstol.
Así como la
imagen de Santiago “El Chico” protagoniza la Romería, el acto más popular y
entrañable de las Fiestas Patronales de Tunte; es Santiago “El Mayor” el que
preside la solemne función y Procesión religiosa del 25 de julio de cada año; con el deseo que en julio de 2021, (Año Santo Jacobeo), se celebren con total normalidad, como siempre fué.