Por Pedro
José Franco López.
En la tarde de este miércoles, "In Memoriam" y en su recuerdo, se
oficiarán Misas en dos de los pueblos con más densidad demográfica del sur
grancanario; a las 18,30 horas en la Parroquia de la Santísima Trinidad de el
Tablero y, a las 19,30 horas en la Parroquia de San Fernando de Maspalomas; con
sólo decir esto bastaría para dar a entender lo querido y reconocido que era don
Antonio Berriel entre la feligresía y ciudadanía en general de estas dos
Parroquias.
0O0O0O0O0O0O0
No cabe la menor duda que la llegada
a finales de la década de los 70 de un jovencísimo sacerdote, desde
Fuerteventura -Antigua-, a los pueblos de El Tablero y Maspalomas, fue una
bocanada de aire fresco; como dijo en su día el Cronista Oficial de San
Bartolomé de Tirajana Carmelo Pérez (E.P.D.): "Antonio Berriel traía de Fuerteventura lo silencioso, lo lento
y lo callado de su tierra, pero también la apertura, cercanía y
confianza de un cura joven de 33 años"; era un momento cargado de novedad, de optimismo y esperanza; su
faceta de dialogante, conciliador y extrovertido, fue una extraordinaria herramienta
que le sirvió y nos sirvió a muchos, para atravesar, en lo político y, en lo
social y cultural aquella época de incertidumbres.
Dejó ya una profunda huella y un gran vacío desde que
lo trasladaron a otros destinos en la isla de Gran Canaria, allá por mediados de
los años 80; pero para siempre va a quedar marcada por la tristeza, esta
huella, este vacío difícil de llenar que nos deja, ahora, después de que se nos
ha ido, para siempre.
Como ejemplo valga el que cada vez que venía al
Tablero o a Maspalomas se hacían grandes colas -literalmente- para saludarle e
intercambiar aunque sólo fueran dos palabras con el venerado párroco; y él
siempre tenía, para todos, la misma sonrisa alegre y cómplice y, para algunos,
aquella frase de: "recuerdo el potaje de berros que me comí en tu casa" y,
también una colleja, para aquellos que Bautizó, les dio la Primera Comunión,
casó ó les impartió la Catequesis para la Confirmación, para los que siempre
tuvo amistad y cercanía.
Antonio Berriel no iba
ni de humilde, ni de sencillo; simplemente lo era; formaba parte de su ADN e
impronta y de esas cualidades quedaban impregnadas cada una de sus actuaciones
e iniciativas; además, su capacidad de persuasión y convocatoria hacia que le
fuera tremendamente fácil hacer equipos de trabajo, para emprender cualquier
iniciativa pastoral que se le ocurriese; y es que Antonio Berriel, sin dejar de ser majorero ni
un solo instante, arraigaba fácilmente allí dónde estaba. Recordamos que meses
antes de la celebración del Festival Regional de Folklore de Maspalomas, ya
estaba preguntando qué grupo era el que iba a venir por Fuerteventura.
Y, dónde quiera que estuviese impartía pastoral. Por
ejemplo, a la orilla del mar; como la edad nunca supuso un problema para él, ni
para los niños y jóvenes con los que frecuentaba; los llevaba de excursión a la
playa y, las noches calurosas de verano, reunía un grupo y se iban a darse unos
baños y, de paso, -socarronamente- aprovechaba
para entablar conversaciones y reflexiones.
Semi, uno de sus monaguillos y Aranzazu, una de sus más estrechas
colaboradoras, nos recuerdan el "shock" en positivo, que supuso a los jóvenes del pueblo, ver a un
sacerdote en bañador, después de haber estado viendo toda la vida a curas con
sotana. Y, también el que en la Catequesis de confirmación les hizo leer a
todos el libro "Juan Salvador Gaviota" de Richard Bach, para
inculcarles aprendizajes sobre la vida, la libertad, y que todos debemos buscar
nuestros sueños y respetar y apoyar el de los demás; y, que un mundo menos competitivo, y
más cooperativo, crearía sociedades más justas y armoniosas. No serían
perfectas, pero serían el camino hacia un mundo mejor.
En la mañana del
7 de enero de 1973, se ordenó diacono en el colegio del Sagrado Corazón del
Puerto del Rosario y, por la tarde, fue ordenado sacerdote (la primera
Ordenación sacerdotal que se celebraba en la isla de Fuerteventura, en cinco
siglos de catolicismo en la isla; el pueblo de Antigua vibró y rebosó el templo
y es que no era nada común que un Obispo, en este caso Monseñor Infantes
Florido, celebrara este acto en
Fuerteventura y, máxime, que recayera en uno de sus hijos, tan querido y
reconocido como: Antonio Berriel Suárez. Y, en palabras de su amigo, el
sacerdote don Jesús Vega Mesa: "Antonio Berriel fue cura cien por
cien".
Para
terminar, dejar de manifiesto que, debe y tiene que quedar constancia, para la
memoria colectiva de futuras generaciones, el papel decisivo que tuvo don
Antonio Berriel en la Segregación de San Fernando de Maspalomas, de la
Parroquia de la Santísima Trinidad de El Tablero; instituyéndola como Parroquia
en solemne ceremonia de 1982.
Previamente
se establecieron los límites, que aprobó la corporación municipal y se marcaban
las motivaciones que llevaron a tal fin: "Que en los últimos 20 años Maspalomas ha tenido un gran
desarrollo urbanístico y humano y con una problemática socio-religiosa muy
específica".
El
Decreto erigiendo canónicamente como Parroquia a Maspalomas, firmado por el
Obispo Monseñor Don Ramón Echarren Ysturiz venía a decir que:
"Atendiendo a la petición hecha por el
Rvdo. Don Antonio Berriel Suárez, Párroco de la Santísima Trinidad del
Tablero, venimos en decretar y
decretamos la erección canónica de la Parroquia de San Fernando de Maspalomas,
desmembrándola de la Parroquia de la Santísima Trinidad del Tablero."
Y, Antonio Berriel, en homilía, manifestaba
al respecto lo siguiente: “… me gustaría tener siempre la oportunidad,
como hoy, de estar cercano, de comunicarme con la “gente” de la Parroquia,
porque en Maspalomas todo el mundo está “a lo suyo” y no existe un lugar dónde
todos coincidan unidos (otros no desean la comunicación), veo que es necesario,
y difícil a la vez esta tarea; quiero que la gente que aquí “vive” siempre diga
“nuestra parroquia”, el pueblo somos todos; y tenemos que juntarnos más”.
Para lograr éste, uno de sus grandes
propósitos, nada más ser nombrado Párroco de Maspalomas, puso en marcha una
operación llamada "tren de
enganche", que superó con creces los objetivos propuesto.
Así era Antonio Berriel. Descanse en paz.