martes, 18 de febrero de 2014

´Maspalomas debe dar más calidad y sonrisas, playas hay en muchos sitios´

Entrevista que me hicieron para "La Provincia", el día 18 de septiembre de 2012 y, que quiero volver a compartir con tod@s, pués la considero totalmente vigente y por mucho tiempo.

Pedro José Franco (San Fernando de Maspalomas, 1949), es Técnico en Patrimonio Histórico y Cultural del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana






M. PINO PÉREZ
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

¿Qué recuerdos le han quedado de lo que fueron Maspalomas y Playa del Inglés hace 50 años?

Me vienen a la memoria muchas vivencias. Recuerdo que iba a la playa con mi padre, que era muy mayor, en burro y lo dejábamos en donde hoy está el Templo Ecuménico y bajábamos serpenteando por unos riscos y bajo los cinco tarajales que había nos pasábamos el día de playa. Además, disfrutábamos de la playa vestidos y las mujeres, con sus ropas negras, se cubrían del sol porque antes tener la piel bronceada era sinónimo de trabajar en la tierra, no de estar de vacaciones.

¿Imaginó que de aquellas penurias de los sesenta el Sur iba a ser la fuente de ingresos de la Isla gracias al turismo?

En el caso del Sur esas penurias no llegaron a ser como las que se vivieron en otros pueblos. Al ser medianeros del Conde la mitad de la zafra era para nosotros y la otra mitad para el Conde, con lo cual de comer siempre había, porque queso, verduras y granos no faltaron nunca. Con la llegada de turistas llegan a nuestras casas los sobrantes de las neveras de los bungalows que dejaban los turistas a las camareras, que acababan de dejar la aparcería. El ketchup no lo conocíamos, la mostaza nos parecía muy ruin. Y todo lo que se va construyendo para acoger a esos noruegos y suecos nos hace ver que el turismo generaba negocio.

¿Cómo eran los turistas de los años 60 y 70?

Eran muy cercanos y familiares. Hacían fotos y se quedaban con la dirección de las camareras para luego enviárselas por correo. Recuerdo que mis hermanas llevaron a casa a tomar café a suecos, que no era la primera vez que venían.
 
De esa Maspalomas ¿qué le hubiera gustado que hoy aún se hubiera conservado?

Defiendo el progreso, pero me gustaría que se rescataran cosas que se han perdido como la filosofía del documento de la sociedad Fomento y Turismo de Gran Canaria de 1915. El destino Maspalomas tiene playas y spas, oferta deportiva y cultural, pero la personalidad del canario ha decaído, el profesional no es tan afable, no sonríe como antes. No se puede servir con la cara estirada porque al turista hay que enamorarlo. Pero es que en 1935 Néstor Martín Fernández la Torre marcaba las pautas de cómo enamorar al turista, y proponía que se arreglaran con árboles y flores los riscos y linderos de las carreteras, azoteas y balcones, y mire ahora cómo está la autopista. Tenemos que exaltar nuestro patrimonio, nuestras costumbres para diferenciarnos de destinos con los que competimos. En Turquía hablan al turista en inglés, aquí no dominamos el idioma, además son simpáticos y quizás son más serviles en el buen sentido, y hasta las colchonetas de la playa son tan cómodas como mi cama. Es decir, que el destino Maspalomas tiene que ofertar más calidad y sonrisas porque los turistas se van a gastar el dinero donde hay más calidad y donde les traten mejor. Insisto en que hay que cuidar el entorno, no se pueden tener las palmeras de la autopista abandonadas, y en vez de tanto dinero en ferias hay que hacer más promoción en la Isla para que el turista la conozca.

Pero es el operador el que comercializa los paquetes donde el precio es lo que prima y en ocasiones el turista no llega a salir del hotel. Así no es fácil hacer que se enamore de la Isla.

Claro, es que en el operador no tenemos a un amigo, y por eso al que tenemos que cuidar es al turista. En Gran Canaria, en Maspalomas, tenemos que saber que al operador le gusta que los destinos sean impersonales porque así mueven a los turistas de un sitio a otro cuando les viene en gana. Si el turista se enamora de Gran Canaria pide venir a Gran Canaria y esta es la forma de lograr que sigan visitándonos porque entre los amigos también van a contar lo bien que los trataron.

Como vecino de San Fernando que ha seguido el desarrollo turístico del Sur ¿qué errores entiende que hay que evitar en los años venideros? 

Creo que hay que cuidar el territorio. Estamos quemando suelo para después irnos a otro lado. Se quemó San Agustín y nos fuimos a Playa del Inglés, y después se hizo lo mismo con Maspalomas. Y... ¿Qué va a pasar? Que nos vamos a ir a Santa Águeda y quemamos Meloneras. Hay que mejorar y cuidar lo que se ha hecho, porque no todo es hacer cosas nuevas para que los turistas vayan a esa zona, pues se corre el riesgo de que no haya tierra que ocupar y por eso es preciso cuidar esos lugares que han gustado tanto a los turistas.

¿Espera que tras el Día Mundial del Turismo, que se centra en el cuidado al medio ambiente, se aprenda la lección?

Me preocupa si a partir del 27 de septiembre vamos a trabajar en serio en favor del destino Maspalomas. Se ha elegido la palabra sostenibilidad para festejar el Día del Turismo, una palabra con catorce letras, que no entiende todo el mundo, y por eso insisto en que tras cincuenta años dedicados al turismo debemos tener aprendida la lección. El canario debe entender que depende del turismo y debe cuidar por eso el entorno como a su propia casa.

¿Cree que ese mensaje se debía impartir en los colegios o ya ha calado entre los jóvenes?

Siempre ha existido una barrera entre la zona turística y el pueblo de Maspalomas, que es la autopista. En el Día Mundial del Turismo tampoco se ha contado con los vecinos, se ha hecho todo desde las instituciones. La crisis económica ha hecho que los jóvenes se hayan dado cuenta de que si se preparan pueden tener empleo en los hoteles, pero deben estudiar inglés y adquirir una formación.

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