viernes, 1 de marzo de 2024

1974/2024: 60 ANIVERSARIO DE LA INAUGURACIÓN DE “LA ROTONDA” Y “LOS CARACOLES” Y DEL NACIMIENTO DE LA PROFESIÓN HOSTELERA EN EL SUR GRANCANARIO.

 

1974/2024: 60 ANIVERSARIO DE LA INAUGURACIÓN DE

 LA ROTONDA” Y “LOS CARACOLES” Y DEL NACIMIENTO DE LA

 PROFESIÓN HOSTELERA EN EL SUR GRANCANARIO.

 

Por Pedro José Franco López
 
 Técnico en Patrimonio Histórico y Cultural
 
Roque Nublo de Gran Canaria/2020

 


El 29 de febrero de 1964 (también bisiesto, como el de este año 2024); quedaban inauguradas y puestas a disposición de los primeros usuarios, las dos primeras edificaciones de la zona turística “Maspalomas Costa Canaria”: El Restaurante-Balneario “La Rotonda”, Bungalows “Los Caracoles”; así como el primer mini-centro comercial, llamado “Las Rotonditas” y popularmente conocidas como “Las Boutiques”. Todo ello en San Agustín-Maspalomas que, como nos manifestara el IX Conde de la Vega Grande de Guadalupe, don Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna: Se elige San Agustín, porque la lejanía de la capital a Maspalomas, por aquellos tiempos se consideraba extrema y se recurrió a la zona y a la playa más cercana, después del tortuoso trayecto y, además la carretera entraba hasta la mismísima playa y estaba más a la vista”.

Lo cierto es que, a tan sólo 16 meses escasos de clavarse aquella estaca topográfica que marcaba el inicio de la Urbanización de Maspalomas Costa Canaria (15 de octubre de 1962), y que ahora se conmemora con una reproducción exacta y a gran escala, obra de Pepe Dámaso; se da el pistoletazo de salida para convertir unas tierras de labradío en un gran complejo turístico considerado como de los mejores, si no el mejor, de toda España y modelo de referencia para muchos destinos turísticos del mundo; todo ello en base al Concurso Internacional de Ideas que convocara en 1961, el Condado de la Vega Grande del Guadalupe y el Grupo Castillo, dueños absolutos de la mayor parte de las fincas del sur grancanario y, que sin lugar a dudas ha tenido mucho que ver para que, 60 años después, Maspalomas haya batido el récord de turistas -tercer puesto en el ranking español de pernoctaciones turísticas tras Madrid y Barcelona- y, nuestro aeropuerto, se haya posicionado como el quinto en volumen de pasajeros a nivel nacional; la prensa europea destacó, por aquellos días de 1964 que, jamás se hubiera llevado a efecto en ninguna parte de Europa una empresa de esta categoría; venciendo tantos inconvenientes y es que, en menos de un año, empezó a brotar una ciudad modelo de urbanismo turístico, en una zona antes desértica.


Para la inauguración, se congregaron en San Agustín-Maspalomas la flor y nata de la sociedad canaria; los invitados (entre ellos las primeras autoridades de Canarias) fueron recibidos a la entrada de “La Rotonda” por el patriarca de la familia Don Alejandro del Castillo y del Castillo y por sus hijos: Don Alejandro y Don Pedro del Castillo y Bravo de Laguna además de Don Eduardo Benítez Cabrera, consejero delegado de BAHSA y el arquitecto Don Manuel de la Peña Suárez.


La espléndida cena, estuvo servida por alumnos de la Escuela de Hostelería del Cabildo Insular, a las órdenes del flamante maitre, Manuel Moret Díaz; no dejándose nada al azar, ni tan siquiera la Carta del Menú, cuya portada y contraportada era un diseño artístico del pintor indigenista Santiago Santana, representando una silueta de La Rotonda con las costas maspalomeras y las Dunas y el Faro de Maspalomas como fondo.

RESTAURANTE LA ROTONDA:


“La Rotonda”, elegante y de apariencia frágil, vino a suponer un revulsivo en los parámetros arquitectónicos de Canarias y de España. Manuel de la Peña Suárez concibió un edificio en el que imperaba el círculo como forma arquitectónica y, en un alarde de creatividad, unos siete círculos y una sucesión de arcos, que terminan por formar la espiral de una caracola en crecimiento.

Disponía de un amplio Bar de estilo americano, decorado con un gran mural surrealista, realizado en arcilla por el artista alemán Korbanka; un Salón-Comedor abierto totalmente al mar y amplísimas terrazas balconadas.

Llegados aquí, hay que decir que si el Restaurante “La Rotonda”, fue un edificio emblemático arquitectónicamente, llegó a convertirse a los treinta años de su inauguración (principio de los 90), en un lugar cochambroso, que el tiempo y el abandono convirtió en pésimo escenario para la imagen de la zona y la salud de sus usuarios. Así que, gracias a mentes y mentalidades tremendamente elementales, que permitieron su derribo, hoy no se celebre su 60 aniversario en sus instalaciones.

BUNGALOWS “LOS CARACOLES”:


Los primeros Bungalows de la zona turística Maspalomas Costa Canaria, “Los Caracoles”, si bien existen hoy en día, su apariencia no tiene nada que ver con el estilismo y la esencia que le dotara Manuel de la Peña; no existen restos de la armonía sutil, los trazados rectilíneos en contraposición a los círculos y arcos de “La Rotonda” Y, por supuesto, nada de aquellos paralelismos intencionadamente desorganizados que hacían que cada hilera de bungalows no entorpeciera visualmente el paisaje del mar y las montañas del entorno.

A día de hoy, puede parecer hasta cómica o infantil la descripción de “La Rotonda” y “Los Caracoles” que hacía el primer catálogo y a la vez folleto turístico -estilo cuadernillo-, con textos en español, francés, inglés y alemán, que conserva como un tesoro, Pedro Álamo, uno de los emblemáticos camareros de la época y que retrataba fielmente las “innovaciones” de aquellos tiempos. Respecto al Restaurante-Balneario, describía: El mobiliario de estilo moderno, es altamente funcional y de gran empaque, así como las lámparas y apliques de luz”Y sobre “Los Caracoles”, detallaba: “...tienen cocina de butano, nevera eléctrica y agua caliente y fría…”

En relación con los Bungalows “Los Caracoles”, Don Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna nos manifestó en su día que él, como Promotor se consideraba el “inventor” del Bungalow en Canarias, y es que como era la primera vez que se veía unos departamentos tan pequeños para vivir las personas, hubieron toda clase de comentarios y casi todos ellos jocosos y de mal gusto. Por ejemplo: llegaron a denominarse popularmente como: “Las Cuadras del Conde”, “Los Nichos” y “Las Perreras”.

LA ROTONDITA Y LAS BOUTIQUES


Meses después de la inauguración del primer Restaurante y los primeros Bungalows, surgía en las inmediaciones, lo que vendría a ser el primer Centro Comercial: un pequeño edificio circular dedicado a Bar de Playa con un diámetro de 9 metros y un grupo de 8 cilindros de 6 metros de diámetro cada uno, llamadas “Las Rotonditas”, que vendrían a cubrir las necesidades de nuestros primeros turistas en cuanto a los más variados artículos de uso cotidiano; prensa internacional, heladería, tienda de moda, souvenires, etc.

NACÍA TAMBIÉN LA INDUSTRIA Y LA PROFESIÓN HOSTELERA EN EL SUR GRANCANARIO.

Si acaso tenga mayor sentido la conmemoración de éste aniversario, la carga humana que tiene consigo; no en vano son 60 años de vida de la industria y la profesión hostelera, no sólo en Maspalomas, sino tambien en todo el sur grancanario.

Antes de continuar, rompamos una lanza por aquellos verdaderos pioneros históricos en las labores hosteleras, como: Carmen Afonso, dueña del Restaurante “La Fonda de la Vda. de Franco”; La familia Moreno Zerpa (Bar el Boya en el Pajar); Serafín Trujillo y Aurora, Bar de Finito, en Playa de Meloneras; el Bar de Antonio Franco; la Cantina de los Artiles y, ya mas tarde Antonio Santana Miranda con su peculiar “Casa Antonio” ó “Alpendre del amo”.

Retomamos el asunto que nos ocupa para manifestar que, si los profesionales que atendieron a los ilustres invitados en la inauguración de “La Rotonda” y “Los Caracoles”, lo hacían en calidad de alumnos de la Escuela Regional de Hostelería, la de San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria; diez meses después, en la cena de gala de Fin de Año, ya lo hacían como empleados de la empresa “Amurga, S.A.” y, como: Camareros, Cocineros, Barman, Camareras de Pisos, Botones, Conserjes, Facturistas, Telefonistas, Porteros, Jardineros, en su gran mayoría vecinos de Maspalomas, de Vecindario, del Tablero y otros pueblos grancanarios.


Lo de que esta conmemoración contiene una gran carga emotiva y humana, viene a qué chicos que dejaron la yunta en el alpendre o el cercado a medio despedregar, se ponían una corbata pajarita, para atender a ilustres invitados, turistas de alto standing, entre ellos: reyes, príncipes, ministros y, hasta la mismísima Lola Flores; y mujeres jovencísimas, que se despojaron de sombrero, pamela, manoplas y faltriqueras, para lucir un impecable uniforme y una profesionalidad y amabilidad innatas; eran las Camareras de pisos.

Todavía algunas de ellas se emocionan al recordar los comentarios que circulaban por doquier, cuando fueron a trabajar a la zona turística; fueron momentos muy difíciles, de enormes contrastes emocionales: por un lado contentas e ilusionadas con un trabajo en el que se les trataba con respeto y aprecio, valorándose su labor y, por otro, la incomprensión de la sociedad de sus pueblos que no entendían que: “fueran a servir y a limpiar baños, dónde los turistas hacían sus necesidades”.

Estos son los profesionales que hoy merecen que ahora se les rinda el más cálido de los homenajes. Hombres y mujeres, auténticos pioneros de las labores que vendrían a ser la primera fuente de ingresos, no sólo para los grancanarios, sino para personas procedentes de tantos lugares de la geografía española y de otros países.

Al respecto: anécdotas para dar y repartir, que nos cuentan muchos de las pioneras y pioneras de la profesión -hoy en día ochenteros-. Por ejemplo: como los domingos y fiestas de guardar era de precepto obligado asistir a Misa, la empresa ponía a disposición del personal (sobre todo de las mujeres), una furgoneta o guagua para asistir a Misa a la Iglesia de San Fernando y, terminada ésta, de vuelta al trabajo.

Y que al dejar el bungalow, los clientes dejaban la nevera cargada de alimentos que ellas aprovechaban llevándoselos para sus casas; así fue cómo en muchos domicilios se conocieron el Kétchup, la Mostaza o la mismísima lata de “Tulip”, como nos dice Olga Franco y Ramona Santiago, que la conocieron en la Cesta de Navidad que recibieron en 1964.


De las primera brigadas de sala y cocina de La Rotonda, si acaso sean Agustín Curbelo y Emilio Afonso, -ya jubilados-, los que, a día de hoy, gozan de mayor popularidad y afecto entre la gente del pueblo de Maspalomas y del mundo empresarial de Maspalomas Costa Canaria, y que en el transcurrir de los años, llegaron a convertirse en unos emprendedores empresariales de éxito.

Agustín Curbelo comenta que fue el primer Enlace Sindical del Sur y al pedirle que cuente anécdotas al respecto, con mucha, muchísima diplomacia y elegancia, tan sólo dice que: “por aquellas fechas el cargo de Enlace Sindical no daba mucho trabajo”; pero sí que tiene a gala manifestar que, por el año 1959, como era buen estudiante, le concedieron una beca, que tuvo que rechazar, para ponerse a trabajar y ayudar a la familia.

Emilio Afonso, como anécdota, añade que cada día al abrir el restaurante, todos los camareros se tenían que poner en fila, para que el maitre pasara revista: manos, uñas, pelo, barba, uniforme y zapatos; y asegura que muchos días algunos no trabajaban y tenían que irse a su casa por no estar en perfectas condiciones; en su disculpa, hemos de añadir que, muchos de ellos, alternaban en principio, los trabajos de hostelería, con los de la labranza, la aparcería, etc.


Y hablando de Guillermo Olózaga, el director, que también fue concejal de San Bartolomé de Tirajana, todos coinciden que si era una persona excelente, también era el profesional más recto que hubieran visto nunca; a tal fin nos cuenta Antonio Martín Falcón que, si don Guillermo salía con ellos de juerga por las noches y estaban hasta altas horas de la madrugada, si al día siguiente no estabas puntual en el puesto de trabajo, por mucho que fueras su compañero de copas, te sancionaba igualmente con días sin empleo y sueldo.

Hasta aquí, esta columna que hacemos en homenaje a tantos hombres y mujeres, sobre todos a los que ya no están, que fueron y son el mejor reflejo de lo que es profesionalidad, compañerismo y dedicación al noble trabajo de la hostelería; en manos de ellas y ellos estuvo y sigue estando aquello de “fidelizar y enamorar al turista” para que repita y así, convertirnos en un destino competitivo; sin duda alguna, es la mejor promoción.