Por Pedro José Franco López
Técnico en Patrimonio Histórico y
Cultural.
Nos
deja el Excmo. y Rvdmo. Sr. Don Ramón
Echarren, Obispo emérito y que ejerció como Obispo titular de la Diócesis de Canarias desde 1978 a 2005.
Mucho
se va a hablar y escribir en estos días sobre la figura de Monseñor Echarren y
su trayectoria en nuestra Diócesis durante sus veintisiete años de ejercicio;
aquí nos vamos a centrar en algunos episodios importantes y trascendentales
acaecidos en el Sur grancanario y que, sin lugar a dudas, marcaron un antes y
un después en su devenir eclesiástico, civil y político; episodios que han
contribuido a dotar de más empaque y solera a nuestros pueblos y su
historiografía.
Y es que siendo el final de la década de los
ochenta la época de transición social y económica de la isla y, más
concretamente de San Bartolomé de Tirajana; el desarrollo urbanístico y humano
y con una problemática socioreligiosa muy específica hizo que el Obispo Sr.
Ramón Echarren segregara la Parroquia de la Stma. Trinidad del Tablero y creara
la Parroquia de San Fernando de Maspalomas. Al
Tablero volvió en junio de 1993, con motivo de la conmemoración de las
Bodas de Oro de la Parroquia, ya que su fundación data del 18 de marzo de 1943.
En
la ceremonia de erección canónica de la Parroquia de Maspalomas, bajo la
advocación de San Fernando, siendo párroco de San Fernando el Rvdo. Don Antonio
Berriel y que tiene lugar el 15 de julio de 1982, Monseñor Echarren lo justificaba
de la siguiente manera: “…“La vida comunitaria de hoy, se ve
dificultada por la aglomeración humana y la superficialidad de la vida moderna.
De ahí la necesidad de crear comunidades parroquiales con menos número de
fieles, que faciliten el conocimiento y el amor mutuo entre aquellos que se
confiesan discípulos de Cristo”.
El
8 de diciembre de 1995, Monseñor Ramón Echarren marca un hito trascendente, cuando
inaugura un amplio y luminoso Templo Parroquial en Maspalomas, en acto
litúrgico concelebrado por 25 sacerdotes. El Párroco de la época, el Rvdo. Don
Salvador Santana, me encomendó la tarea de intervenir en la solemne ceremonia
en nombre de los maspalomeros e hiciera una síntesis de hechos, anécdotas y
citas históricas en homenaje a todas las personas (laicos y seglares) que
dedicaron parte de su vida al servicio de la Parroquia y su gente.
Arriba
hablábamos de época de transición y Monseñor Echarren tuvo que vivir muchas de
las problemáticas obvias que surgen en estos momentos históricos. Por ejemplo
en Maspalomas hubo de hacer frente en mayo de 1983, al encierro de sesenta
aparceros en el interior de la Iglesia, en protesta por el impago de los
salarios que le debía la empresa durante seis meses.
Como
contrapartida a esto, el 21 de Noviembre del 2001, se le dio cobijo en este
mismo templo a 180 turistas que, desalojados de sus hoteles, fueron víctimas de
las lluvias torrenciales que asolaron el sur grancanario por aquellos días.
Y
fue también Echarren el que impulsó y presidió en Maspalomas en abril de 2000
un encuentro Diocesano de Jóvenes; tomando literalmente San Fernando unos 2000 jóvenes,
bajo el lema “Protagonistas para un mundo nuevo”.
Hemos
de destacar la dimensión y sensibilidad ecuménica de Monseñor Ramón Echarren; era
un asiduo del Templo Ecuménico y no sólo
asistía a todas las celebraciones de carácter excepcional que en él se
celebraban, sino que hacía especial seguimiento del día a día de las
actividades del mismo. Tanto es así que el 15 de enero de 1987 se entrevistó
con el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, don Francisco Araña del Toro para
solicitarle terrenos dónde construir un segundo Templo Ecuménico, ya que el de
Playa del Inglés se hacía pequeño “…por la alta densidad de población foránea
con que contaba el Sur grancanario y por la demanda creciente de servicios
religiosos de la zona”. Según podemos saber, Araña del Toro le indicó
que se realizarían gestiones y estudios para ver la posibilidad de conseguir
algún terreno en la zona del Campo Internacional, dónde construir un nuevo
Templo Ecuménico.
Finalmente
resaltar también el alto concepto que tenía de la interreligiosidad -tan
estrechamente ligada al ecumenismo-; prueba de ello fue la gran concentración
de representantes de múltiples confesiones que impulsó y celebró en la Catedral
de Las Palmas de Gran Canaria y su incondicional respaldo y presencia física
que tuvo siempre para las “Oraciones por la Unidad” que se celebran anualmente
en el Templo Ecuménico de Playa del Inglés-Maspalomas.
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