Artículo publicado en el periódico "La Provincia" el jueves, 16 de abril de 2015
Por Pedro José Franco López
Técnico en Patrimonio Histórico y Artístico.
· El pasado 3 de abril, 55 aniversario de la frustración de una bella aventura: atravesar el Atlántico en globo desde Meloneras.
· El próximo 20 de mayo, 85 aniversario del primer vuelo comercial Madrid-Canarias.
El nombre del
comandante José María Ansaldo está escrito con letras de oro en la historia de
la aviación española y, por los motivos que les expondremos, también lo debería
estar en la de Canarias, en la de San Bartolomé de Tirajana y, más
concretamente, en la de Maspalomas; y es que, el 20 de mayo de 1930, (en breve
85 aniversario), Ansaldo, pilotando
el avión Ford AT-4, matriculado como M-AKKA de la compañía C.L.A.S.S.A. -Compañía de Líneas
Aéreas Subvencionadas Sociedad Anónima –, realizó el primer vuelo comercial entre Madrid y Canarias, con escalas
en Sevilla, Casablanca, Sidi Ifni y Cabo Juby). Se cuenta como anécdota que Ansaldo
hizo el vuelo vestido de esmoquin, pues
había llegado al aeródromo de Getafe rápidamente desde el hotel Ritz, donde se había
celebrado la boda de su hermano.
Al filo de las
dos de la madrugada, ayudado por los faros de una treintena de automóviles,
partía desde Getafe y se establecía por primera vez el servicio regular con las
Islas Canarias, aterrizando en Gando, después de las cuatro escalas
mencionadas, a las siete de la tarde.
Pasado un tiempo,
el 22 de septiembre de 1946 (recién
terminada la Segunda Guerra Mundial), tendría lugar otra de sus muchas
hazañas aéreas, cuando con un DC-4
de Iberia inauguró el primer vuelo trasatlántico Madrid-Buenos Aires, con
escala en Villa Cisneros, tripulado por los comandantes José María Ansaldo,
Teodosio Pombo y Fernando Martínez Gallardo.
Y,
mira por dónde, se le debe a este célebre comandante el que la Playa de
Meloneras y el Faro de Maspalomas fueran noticia nacional a principio de la
década de los años 60 del siglo pasado, el pasado 3 de abril, cincuenta y cinco
aniversario.
Resulta
que Ansaldo, gran emprendedor y aventurero, se afanó en protagonizar una gran
gesta: cruzar el Atlántico a bordo de un globo diseñado por él mismo, para cuya
salida eligió la entonces desértica playa de Meloneras.
Montó
su campamento un poco más allá del Faro de Maspalomas e inició el inflado de su
globo llamado "Canarias", con el añadido de las siglas obligadas para
la navegación aérea “EC-APX”; contó con el apoyo de su más íntimo colaborador y
acompañante en la aventura el "radio" de vuelo Gregorio Alonso
Gutiérrez y, por supuesto, con el de la compañía Iberia, en la que había sido
uno de sus más destacados pilotos, además de organismos y autoridades de la
Isla.
La
operación de inflado que empezó la tarde del domingo 3 de abril, concluyó en la
mañana del martes siguiente. El saludo y los deseos de triunfo de todo el
pueblo canario llegaron a Meloneras de la mano del entonces presidente del
Cabildo Insular de Gran Canaria Matías Vega Guerra, que no quiso perderse tal
acontecimiento.
La
anunciada aventura de Ansaldo traspasó las fronteras de las Islas para
convertirse en un acontecimiento nacional, con enviados especiales de los
principales rotativos nacionales.
Todo
iba como miel sobre hojuelas hasta que al mediodía de aquel martes se inició la
operación de traslado del globo desde tierra hasta mar adentro para soltar las
amarras, en la que intervenía el remolcador AR-2 del Puerto de la Luz.
Eran
las tres de la tarde cuando alguien advierte que en la parte alta del aerostato
se nota una abertura por desgarro de la lona y, por la que, poco a poco se
inició el escape lento del hidrógeno que el piloto había ido almacenando desde
hacía tres meses. La desilusión fue tremenda y Ansaldo, desolado por el fracaso
de su aventura de navegar en globo cruzando el Atlántico hasta tierras
americanas, ordenó la suspensión de aquel ilusionado intento.
La
explicación oficiosa sobre lo ocurrido que circuló en la misma playa fue que al
pasar cerca del helicóptero produjo una gran corriente de aire que desplazó a
un lado el toldo que lo cubría para evitar el calentamiento del gas, por lo que
recibió durante algún tiempo los fuertes rayos solares en pleno mediodía que
originaron el ablandamiento del pegue de una de las uniones por cuyo orificio
se fue escapando el gas, desinflándose lentamente.
Los
ojos de Ansaldo, abatido su cuerpo y desplomados sus ánimos, miraban fijamente
la "agonía" de su frustrada gran obra, mientras le brotaban las
lágrimas. En el último momento, cuando todo estaba ya dispuesto para lanzarse a
la gran aventura, el famoso aviador, don José María Ansaldo, vio frustrado su
intento de atravesar el Atlántico en globo; dos años de tenaces esfuerzos y
estudios y una gran ilusión, se esfumaron en tan sólo unos minutos. Mil metros
cúbicos de hidrógeno, almacenados en el globo “Canarias” se volatizaban por el
fallo de un pegamento utilizado para unir las telas.
La
desolación se fue contagiando en aquel campamento de Meloneras al punto de que
al anochecer: protagonistas, colaboradores y curiosos ya lo habían abandonado.
José María Ansaldo regresó a la Isla en agosto de aquel mismo año para llevarse
a Madrid la esfera voladora con la que intentó vanamente escribir una nueva
página de su historia como piloto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario