Por Pedro J. Franco López
Un nieto del más destacado protagonista de "Los últimos de Filipinas", el general Saturnino Martín Cerezo, es párroco de La Sagrada Familia en Las Alcaravaneras.
Suena
el teléfono y, al responder, sin más, te sueltan desde el otro lado: "¿Ya
viste la película de mi abuelo?". Me quedo in albis, sin saber que
responder y, al poco se me acumulan una lluvia de datos: Filipinas, el
suplemento "Cultura", de La Provincia/Diario de Las Palmas, Luis
Tosar con rifle en ristre y, al mismo tiempo, se me viene a la memoria el
segundo apellido del amigo Jesús Marqués, más conocido como el Cura del Templo.
Y
es que, el Rvdo. Don Jesús Marqués Martín-Cerezo, ahora Párroco de la Sagrada
Familia, en Las Palmas de Gran Canaria (zona de Alcaravaneras) es, nada más y
nada menos que nieto, por parte de madre, de Saturnino Martín Cerezo; aquel
joven que, con tan sólo diecisiete años (después de trabajar arduamente en las
labores del campo para ayudar a la familia), se presenta voluntario al
ejército; y, tras ascender a sargento en 1897, fue nombrado segundo teniente al
ofrecerse como voluntario para ser destinado a Filipinas, por la necesidad de
cubrir vacantes existentes ante la revuelta tagala en aquella Capitanía.
Sobre
la solicitud de traslado a Filipinas, por parte de su abuelo, Jesús Marqués
considera, como prácticamente toda la familia, fue a causa de haber muerto su
primera esposa (Fuensanta Matos) al momento de dar a luz a su primera hija, que
también falleció durante el parto; "No nos cabe la menor duda que lo que
deseó en aquellos momentos era estar lo más lejos posible de Málaga". Es
más, la férrea resistencia y atrincheramiento en aquella Iglesia de Baler,
durante 337 días, pudo tener una subliminar motivación, paralela a la
heroicidad y el patriotismo: en España no había nadie que le esperara".
Después
de junio de 1899, en que el destacamento español de Baler se rindió, con todos
los honores, habiéndose aceptado una serie de condiciones e incluso entre los
vítores de sus tenaces enemigos, Saturnino Martín Cerezo llega a Madrid, dónde
fija su residencia y dónde terminaría su carrera militar llegando a ser General
de Brigada del Arma de Infantería y, el segundo general más joven de España; se
une en matrimonio con una cubana llamada Felicia Bordallo de la Oliva, con la que
tiene cuatro hijos: Felicia, María del Pilar, Amelia (madre de Jesús Marqués) y
Saturnino (Nino).
Pero
el joven general Saturnino tiene que sufrir otro fuerte revés; durante la
Guerra Civil Española, los héroes de Baler sufrieron como todos los españoles y
perdieron hijos en ambos bandos; concretamente Martín Cerezo recibió en su casa
la visita de unos milicianos a los que espetó que si querían matarle lo
hicieran en la cama donde yacía enfermo, obviaron esta propuesta y se
conformaron con llevarse a su único hijo varón, de 18 años, y le mataron en Paracuellos.
De
entre el anecdotario de Jesús Marqués destaca una que nos cuenta: cuando tenía
siete u ocho años, fue en excursión escolar a visitar al Museo del ejército y
los empleados eran soldados retirados y mutilados de guerra. Como niño, se
acercó a uno de ellos y preguntó por su abuelo; en principio pensaron que
preguntaba por alguno de los empleados, pero se formó una buena, cuando se
enteraron que era nieto del general Martín Cerezo.
Jesús
nunca ha hecho ostentación de esta particularidad, ni tan siquiera en estos
días, en que está tan en boga la gesta de aquel célebre militar español, como
consecuencia del estreno de la película "1898.
Los últimos de Filipinas" y, para mayor abundancia, rodada en gran
parte en el municipio grancanario de Santa Lucía.
Sin embargo, no le quedó otra que hacérselo saber a
gran parte de los feligreses de su Parroquia, pues en el entorno de Las
Alcaravaneras se halla una gran colonia de filipinos, los cuales le admiran de
forma especial después de saber su parentesco con el más destacado protagonista
de uno de los pasajes de la historia de su país.
Nos
cuenta Jesús que, precisamente por esto, han convertido los salones de la
Parroquia casi en la sede social del colectivo; salones en los que celebraron
el 118 aniversario de la Independencia de Filipinas en junio pasado y que
coincidía en fechas con el rodaje de la película en Santa Lucía y en la que la
mayor parte de ellos actuaron como extras; de igual manera, hace unos días,
unos doscientos parroquianos filipinos celebraron allí mismo su tradicional
cena de Navidad.
A
la pregunta de sí conoció a su abuelo, nos comenta que su abuelo falleció
cuando él tenía un año y medio, tiene vagos recuerdos, por ejemplo que lo
sentaba sobre la mesa de su despacho y, que recuerda perfectamente el
mobiliario que, por cierto fué recreado fielmente en la película. Además, se
crió oyendo continuamente la canción "Yo
te diré" compuesta por Enrique Llovet expresamente para la película
"Los últimos de Filipinas", que se estrenó en 1945, la interpretó Nani
Fernández y que su abuelo no pudo ver. Jesús sí que la vió, rodeado de toda su
familia en el palco de un cine de la Gran Vía madrileña.
Lo
que no ha pasado en esta película de 2016, en que la familia no ha sido ni
invitada ni consultada; no obstante, Jesús reconoce que la película le gustó, que
los exteriores de Santa Lucía dejó encandilados a su familia madrileña y que
refleja fielmente lo contado por su abuelo en el libro autobiográfico "El
sitio de Baler -la historia de los últimos de Filipinas relatada por su más
destacado protagonista-".
Trata
de entender que la adaptación se haya tomado ciertas licencias para darle el tratamiento
que precisa una cinta cinematográfica y que es una pena el que se pierda rigor
para ganar morbo o espectacularidad. A este respecto, se levantan voces
críticas, por ejemplo la de Manuel Sierra, Coronel de Infantería, que publica
en un rotativo pamplonés que: "No hay mayor error al tratar la
Historia, que juzgar el pasado con ojos del presente".
Por
supuesto adaptación un tanto lejos del espíritu que impregna el prólogo de la
autobiografía de Martín Cerezo, redactado por la ilustre pluma de Azorín y que
se vale de la obsesión de Roma y la obstinación de Numancia, para hacer un
paralelismo con la heroicidad demostrada por un grupo de hombres encerrados en
una Iglesia del pueblecito de Baler, durante 337 días.
Según Wikipedia, el general Martín Cerezo, "Aunque
alcanzó el generalato, sus ascensos los tuvo que pelear mediante
recursos, porque para muchos oficiales y políticos era un personaje
incómodo, a esto añade Jesús: "No sé yo qué pensaría mi abuelo de
saber que tiene un nieto cura, pues mostraba también ser bastante
anticlerical". De nuestra cosecha añadimos que lo iba a tener un
poco mal, ya que Jesús, en términos artísticos, "padece" -horror
vacui- (miedo al vacío), y el óleo con
el retrato de Saturnino Martín Cerezo, cuelga rodeado de una de las mayores
colecciones de arte sacro e Iconos rusos de toda Canarias.
Nos
dice Jesús que los contenidos museísticos que habían en el Museo del Ejército
de Madrid, ahora están en el Alcázar de Toledo y, que el resto del patrimonio
del abuelo está repartido entre la familia; habiéndole tocado a él, además del
retrato en óleo en que figura con uniforme de gala: una metopa en oro que le
concede el Ejército, un par de "Jarreteras", (que luce en los hombros
en uniforme de gala) y, algunos documentos fotográficos; objetos por los que se
ha interesado el Museo Histórico Militar
de Canarias, con sede en Santa Cruz de Tenerife.
A todo esto el ahora párroco de la
Sagrada Familia también cuenta con reconocimientos en su haber, pues le fue otorgado en el años dos mil dos el
título de "Excelente del Turismo", porque mientras fue Rector del
Templo Ecuménico de Maspalomas, "le supo imprimir el valor espiritual y relieve internacional que posee y,
por aglutinar en su encomiable labor religiosa, social y cultural a los
turistas en general que visitan Maspalomas y por ser un lugar donde conviven en
armonía y tolerancia prácticamente todas las Iglesias oficiales y libres de
Europa”
Finalmente,
a la pregunta de si iría a la Ceremonia de la entrega de los Goya, en los que
"1898. Los Últimos de Filipinas" cuenta con nueve
nominaciones, nos manifiesta que: "por supuesto, siempre de acuerdo con
mi familia y la representación que estimen invitar". Y, si quiere
mojarse con una posible quiniela, nos dice que "vería lógico se le
concediera algún Goya relacionado con la localización de exteriores,
ambientación, vestuario o la Dirección artística". De nuestra
cosecha añadimos que en esa Ceremonia, la familia Martín-Cerezo debería tener
palco de honor, no en vano el rodaje y estreno de la película coincide con el
ciento cincuenta aniversario del nacimiento del general (1866/2016).
Cartel de la Película de 1.945 |
Cartel de la Película de 2016 |
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