… Que entrabas y salías siete -7- veces al mismo templo, o te ibas un par de veces al del Tablero…”
Que de recuerdos…!!!.
Don Manuel Montesdeoca nos encomendaba el Monumento de
Jueves Santo a un grupo de jóvenes del pueblo. Se decoraban con la
participación popular. Los vecinos aportaban según podían.
A unos se le pedían las velas (del Elefante); otros
prestaban los platos de postre para colocarlas y se le pegaba a cada uno de
ellos un papelito con el nombre de la persona que lo prestó.
Las familias más pudientes prestaban sus bandejas de
plata; otras las sábanas para cubrir los escalones (hechos con cajas de
tomate).
Las flores (calas y azucenas), las envíaba
puntualmente el Conde, de la finca de Arguineguín.
Y, ya culminado, el Jueves Santo por la noche a
cumplir con la tradición de las siete -7- visitas.
Lo normal era entrar y salir siete veces al nuestro,
el de la Iglesia de Maspalomas, si aparecía alguien con coche, pués entrábamos
y salíamos un par de veces en la Iglesia más próxima (la del Tablero).
La gente del Tablero hacía lo mismo, a la viceversa, y nos encontrábamos, hablábamos, compartíamos… Éramos pueblo...
La gente del Tablero hacía lo mismo, a la viceversa, y nos encontrábamos, hablábamos, compartíamos… Éramos pueblo...
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