martes, 25 de junio de 2019

ANTES DEL 11, TAMBIÉN FUERON EL 9 Y EL 10

Por Pedro José Franco López

Antes de julio de 1969, en que alunizó, por fin, una nave espacial en la superficie de la Luna, fueron cuatro -4- las naves tripuladas (los Apolos 7, 8, 9 y 10), los que, con sus trabajos de investigación y puestas a prueba, hicieron posible que se cumpliera aquel sueño  y promesa del Presidente John F. Kennedy (pisar la Luna antes de 1970).



Como quiera que ya dimos cuenta de: "El 7 y el 8, los Apolos del 68". Ahora damos cuenta de los Apolos 9 y 10, decisivos para el éxito total del "Apolo 11".

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APOLO - 9

La conclusión final de los Vuelos de los Apolos 7 y 8 (en los que la Estación de Maspalomas tuvo tan alto papel protagonista), fue que, su éxito fue tal, que se adelantaron los Vuelos del "Apolo 9" y "Apolo 10", al objeto de poner un Hombre en la Luna antes de mitad del año 1969 (cosa que ocurriría en julio de ese mismo año).


El 3 de marzo de 1969, la tripulación del Apolo 9, compuesta por Jim McDivitt, Rusty Schweickart y Dave Scottdesde, despegó desde el Centro Espacial Kennedy, en el módulo de mando "Grumdrop" y, como una de las principales misiones, la de probar el módulo lunar, llamado "Spider".

Los miembros de la NASA que vivieron este acontecimiento, lo más recordado es el éxito obtenido en el primer ensamblaje de Spider (el módulo lunar) que se fue alejando de Gumdrop (el módulo de mando) hasta una distancia de 160 kilómetros y, por supuesto, el paseo espacial de Schweickart, que duró unos 37 minutos. Esta salida estaba destinada a probar el traje espacial que habría de ser utilizado en el descenso a la Luna y que estaba valorado en 100.000 dólares (de los de 1969) cada uno de ellos.


CONTACTO CON MASPALOMAS
(Estación Espacial de Gran Canaria).
-Crónica de Rodríguez del Pino-, por teléfono.

"Quince minutos después de haber sido lanzada, la cápsula "Apolo '9" entró en contacto con los equipos de seguimiento de la Estación de Maspalomas, para perderse diez minutos más tarde. A las seis menos diez se registró un segundo paso de la nave espacial, que finalizó a las seis en punto. En todo momento se recibieron datos técnicos y biomédicos relacionados con el vuelo y sus protagonistas, todo ello dentro de la normalidad que parece ser característica de los difíciles misiones del Proyecto Apolo.

A las 9 horas y 52 minutos de la mañana del día 4 de marzo, se realizó el tercer seguimiento, cuando los astronautas procedían a realizar su órbita número diecisiete".
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No se volvían locos en la NASA al momento de ponerle nombres a las naves y módulos. Algo que para el resto de los mortales son asuntos de máxima importancia, ellos se lo tomaban un poco a cachondeo (lo que parecía ser muy saludable).

Así tenemos que la nave principal, cuando la vieron los astronautas por primera vez, estaba envuelta en plástico para protegerla durante el transporte, lo cual le confería unos colores irisados, casi como una golosina. Alguien dijo que parecía una gominola y así quedó: Gumdrop.


Entre las principales anécdotas está la de el día en que Schweickart sufrió náuseas y mareos y llegó a vomitar una vez dentro de la cabina. Casi la mitad de los astronautas lo experimentan durante sus primeras horas en ingravidez. Pero lo que en condiciones normales no pasaría de ser una molestia, podía ser cosa de vida o muerte cuando se iba equipado con un traje espacial. Un pegajoso bolo de vómito flotando en el interior del casco podía ahogar o asfixiar al astronauta.

La tripulación del Apolo 9 volvió a la Tierra el 13 de marzo de 1969. Quedaba una sola prueba más, que se le encargaría al Apolo 10: en esencia, repetir lo que acababan de hacer pero esta vez en órbita lunar.

El ensayo general se fijó para mayo. Si todo iba bien, el 11 quizás –solo quizás podía ser el que, por fin, se posase en la Luna.













APOLO - 10


A las dieciséis y cuarenta y nueve minutos (hora canaria), del 18 de mayo de 1969, el vehículo espacial "Apolo X" y su cohete portador "Saturno V" serían lanzados desde Cabo Kennedy rumbo a la Luna, llevando consigo a los astronautas Thomas P. Stafford, como comandante de la nave; John W. Young, piloto del módulo de comando, y Eugene A. Cernan, piloto del módulo lunar.

Durante ocho días, unos y otros llevaron a cabo varios experimentos al término de los cuales se facilitó en gran manera la feliz consecución del alunizaje de la Nave Apolo XI en la superficie lunar en julio del mismo año.

A todo esto, siempre con un alto papel protagonista de la Estación Espacial de Maspalomas.


TODO LISTO EN GRAN CANARIA -MASPALOMAS-

Para esa fecha de mayo de 1969, la Estación Espacial de Gran Canaria se hallaba preparada para el seguimiento de esta nueva misión. Su localización geográfica dentro de la red de vuelos espaciales tripulados era de primer orden, por lo que la atención de las restantes estaciones esparcidas por el globo terráqueo estaban puestas en los datos que desde Maspalomas se emanaban. De hecho fue el centro terrestre más cercano al vehículo en el momento en que éste se colocó en órbita alrededor de nuestro globo.

Por medio de una antena de banda lateral unificada de seis metros de diámetro, la Estación de Maspalomas captaba la posición de la nave espacial, pudiendo comunicarse con los astronautas, al tiempo que recibía información y transmitía órdenes.

Por otra parte, las comunicaciones por voz y teletipo con el Centro de Vuelos Espaciales de Houston, punto neurálgico de la citada Red, quedaban aseguradas por la Estación de Comunicaciones por Satélite que la Compañía Telefónica Nacional de España tenía instalada en Maspalomas.
 



   Entre el anecdotario, el Apolo 10 fue la primera misión en llevar una cámara para televisión en color en el interior de la nave espacial, e hizo las primeras transmisiones de televisión en color en vivo desde el espacio.




De su correcto desarrollo dependía directamente que el Apolo 11 despegase o no rumbo a la Luna en los plazos previstos. Tras los éxitos consecutivos de las misiones Apolo 7, 8, 9 y 10, la NASA había logrado lo imposible en menos de un año: probar todos los elementos del programa Apolo en misiones tripuladas sin que se produjese ningún contratiempo digno de mención. La Luna estaba al alcance de la mano. La promesa del fallecido presidente John F. Kennedy de pisar nuestro satélite antes de 1970 podría cumplirse después de todo.

HE TENDIDO MI MANO Y TOCADO EL ROSTRO DE DIOS

Antes de su partida con destino a pocos kilómetros de la superficie lunar, los astronautas del "Apolo 10" colocaron dentro de su somero equipaje un poema de John Gillepie Magee, Jr. Según fuentes cercanas al Centro de Control Espacial, dicho Poema sería leído poco antes de su vuelta a la Tierra.

Este es el Poema del "Apolo 10" en traducción libre:

"He roto los ásperos vínculos que me unían a la Tierra, bailado por los cielos, sobre alas sonrientes de plata.

Hacia el sol me he escapado, uniéndome a la confusión regocijada de nubes hendidas por sus rayos y hecho cien cosas.

No puedes siquiera soñar cómo he girado, subido y balanceado, alto, arriba, en el silencio iluminado por el Sol.

Revoloteando, persiguiendo el viento alborotado, me he arrojado con mi ansiosa nave a través de flotantes corredores de aire hacia arriba, al delirante y ardiente azul donde nunca voló la alondra, ni aún el águila.

Mientras empujaba mi mente hacia arriba el silencio, he apoyado mi pié en la santidad alta e inviolada del espacio.

He extendido mi mano y tocado el rostro de Dios".

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