Por Pedro José Franco López.
Técnico en Patrimonio Histórico y Cultural
El
Templo Ecuménico “El Salvador”, cuyas obras se iniciaron en 1969, culminaron en
1971 y quedó inaugurado en la Semana de Oración por la Unidad de los
Cristianos, celebrada del 18 al 15 de enero de 1971, aunque fue el 21 de enero
cuando se realizó la inauguración simbólica con asistencia del Cardenal
Johannes Willebrands, presidente del Secretariado de Roma para la unión de los
cristianos, gran promotor del diálogo ecuménico y que fallecido hace cuatro años,
a sus 96 años, era el Cardenal más anciano de la Iglesia; también estaba el
Obispo de la diócesis de Canarias Monseñor Infantes Florido; el conde de la
Vega Grande don Alejandro del Castillo y del Castillo, acompañado de sus hijos;
no en vano fue el filántropo de la obra, así como de la cesión de los terrenos
al Obispado. Estaba también presente el Arquitecto de la obra Manuel de la
Peña, acompañado de los artistas José Abad y Juan Antonio Giraldo.

Al
Templo Ecuménico se le ha sometido en los últimos meses a un “lavado de cara” y
viene a cuento porque esta verja de hierro de la que hablamos estaba en gran
estado de deterioro. Jesús Marqués que estuvo durante años revolviendo Roma con
Santiago para conseguir la financiación de la restauración de la verja, sin obtener
respuesta de ninguna de las clases, no tuvo otra alternativa que recurrir a la
contribución o colaboración de los fieles y usuarios de los servicios del
Templo y al personal de servicio técnico del mismo.

Mucho
hay que hablar –y escribir- sobre el Templo Ecuménico “El Salvador” y es que,
independientemente de creencias y de la religión que se profese o practique, estamos
hablando de un Patrimonio que es de todos, por varias razones:
- Por el propio edificio en sí, no en vano esta “proa de nave invertida” es una de las obras más carismáticas del gran exponente de la arquitectura moderna: Manuel de la Peña Suárez.
- Por los
motivos que llevaron a Alejandro del Castillo -Conde de la Vega Grande- a
tomar la iniciativa de construir un Templo Ecuménico para la Diócesis de
Canarias –costeado por él mismo-; uno de ellos, la masiva concurrencia de
feligreses que acudían cada domingo a la Iglesia del Poblado de San
Fernando que llenaba el interior y se extendía por toda la plaza y
alrededores y que, la Diócesis de Canarias y su obispo de entonces,
monseñor Infantes Florido lo acogiera y le diera carácter ecuménico y, por
ende, internacional, como la zona turística dónde se implantaba.
- También, porque el propio Templo está plagado de elementos simbólicos, lo más generales posible, para evitar que se identifiquen con ninguna confesión en particular y, por supuesto, por las obras de arte que contiene que son Patrimonio de todos: La verja de José Abad; las Vidrieras de Juan Antonio Giraldo; la roca que hace de altar; el Cristo; el monolito de hierro del atrio que representa la firmeza y profundidad de la fé; múltiples elementos que se encuentran tanto en la nave principal del templo, como en la Capilla Católica, desde el propio Sagrario al mismo atril del evangelio, etc. Sin olvidar el magnífico óleo de Nuestra Señora de San Salvador, que se custodia en la Capilla Católica y que, junto con San Fernando “el chico” formaron parte de la Magna Exposición La Huella y la Senda organizada con motivo del VI Centenario de la fundación de la Diócesis de Canarias.

- Y, finalmente por estar declarado el Templo Ecuménico en su conjunto como “Excelente del Turismo” en su edición del año 2002: “Por aglutinar en su encomiable labor religiosa, social y cultural a los turistas en general que visitan Maspalomas y por ser un lugar dónde conviven en armonía y tolerancia prácticamente todas las Iglesias oficiales y libres de Europa” y “Porque sin perder ni sacrificar en el transcurso de ninguno de sus aspectos esenciales, se ha convertido en la seña de identidad y el principal punto de referencia de la zona más internacionalmente conocida de Maspalomas: Playa del Inglés”. Méritos que también se extendían al Rector del Templo Ecuménico Rvdo. Don Jesús Marqués Martín-Cerezo porque “ha sabido impregnarle el valor espiritual y relieve internacional que posee”.
Sirva lo que precede tan sólo
como una intentona para que los residentes, grancanarios en general y los
turistas que nos visitan conozcan un poco más ese icono indiscutible y centro
neurálgico de Playa del Inglés y la zona turística de Maspalomas. Ojalá sirva
también para que, por el organismo que proceda se replanteen si el entorno de
este Monumento Histórico y Artístico y también Social y Religioso (sin
reconocimiento oficial) es el adecuado, porque a ciencia cierta, jamás de los
jamases los que lo concibieron se lo imaginaron escoltado por la agresividad
más dura de dos centros comerciales que han convertido el epicentro de nuestra
zona turística en el antro de más renombre.
Y
es que, como quiera que Maspalomas no cuenta, ni creo que vaya a pasar en
breve, con ninguna obra de Calatrava, Le Corbusier o Kisho Kurokawa y, aplastados
por la implacable pala del tractor desaparecieron el restaurante “La Rotonda” y
la Iglesia de San Fernando, la obra arquitectónica más llamativa, original y
atrevida de Maspalomas es la “nave invertida” del Templo Ecuménico “El
Salvador”.
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